Hace apenas unos meses incineramos a mi padre. Surfeó -casi- hasta el final de sus días. Una maldita enfermedad degenerativa le alejó de las olas sólo algunos meses antes de su muerte. Mi hermano y yo arrojamos sus cenizas al mar, cerca de su playa, como siempre nos había dicho. También quería que le arrancásemos el corazón y lo enterráramos en la orilla pero supongo que las autoridades competentes no nos lo hubiesen permitido.
Siempre fue un peliculero...el muy jodío.
Hasta el último momento mantuvo imborrables el azul de su mirada y las eternas arrugas de su rostro. Los cuatro pelos que le quedaban seguían siendo rubios y aún conservaba la marca de la amarradera en su tobillo derecho.
Para bien o para mal, me tocó vivir a su lado su último aliento.
Me pidió que me acercara para susurrarme algo al oído. Yo pensé que iba a ser un "te quiero" o un sencillo "adiós". Pues no.
Sus últimas palabras fueron: "Chacho...¿hay olas hoy? "
Antes de que pudiera reaccionar o contestar ya había dejado de respirar. Creo que ni tan siquiera me reconoció.
Ni el puto Alzheimer pudo con sus jodidas olas.
Muy a su pesar, sus hijos no continuamos su pasión. Solía decirnos que habíamos salido al lado oscuro.
Hace unas semanas, mi mujer y yo llevamos a nuestra hija, por primera vez, a la playa.
Tiene apenas un año, es rubia, de ojos azules y muy blanquita de piel. La miro y me recuerda a...alguien.
Cuando sus pies tocan la arena, la observa, alza la mirada y me sonríe. De repente echa a correr con pasos torpes hacia la orilla señalando las olas que rompían cerca de ella y...comienza a llamarme.
- ¡¡¡Papi...papi...!!!
-¿Que pasó cari...?
-¡¡¡Olas...olas...!!!
-Si cari...las olas...¿te gustan..?
-¡¡¡Olas...olas...chopi chachi...chopi chachi...¡¡¡
No se...¿reencarnación o herencia..?
¡¡¡Puto surfing!!!
¡¡¡Puto surfing!!!