Aún corriendo el riesgo de parecer algo ñoños procedemos a relatar una pequeña, pero muy significativa, anécdota de la presente jornada.
Comprobar el estado del mar, en general y el de nuestra playa, en particular, es una tarea diaria que todos, en mayor o menor medida, solemos imponernos.
Pues bien, llevándola a cabo, y sin bajarnos del coche, un amiguete ya nos ponía al día y con más optimismo que veracidad nos decía:
-"Está subiendo la fuerzilla...hay más que antes..."
Aparco y me voy acercando hasta el muro-mirador desde dónde diviso a un puñado de surfers locales ensombrillaos por culpa del sol reinante. Mal augurio.
Algo más alejado puedo apreciar una desgarbada y familiar figura con andar cabizbajo que sale del agua pero...sin tabla!!!
Algo más alejado puedo apreciar una desgarbada y familiar figura con andar cabizbajo que sale del agua pero...sin tabla!!!
No recuerdo haberlo visto -nunca- sin neopreno o tabla a pie de playa salvo para pescar y no era el caso. Otro mal augurio.
A medio centenar de metros, una de las escuelas que suelen frecuentar nuestras lindes destaca por el colorido de las lycras de sus alumnos.
Está bastante claro...el día de surf se torna en triste día de playa.
Dando por perdida la esperanza dispongo a irme cuando de repente oigo un grito lejano de júbilo y gozo... casi rozando el éxtasis.
Dando por perdida la esperanza dispongo a irme cuando de repente oigo un grito lejano de júbilo y gozo... casi rozando el éxtasis.
Miro y veo a una alumna que, en una posición extremadamente forzada, recorre una espuma durante algunos segundos. Aquel alarido era la más fiel prueba del exquisito placer de...surfear.
Lo que para unos es un mal día...para otros puede ser el mejor de sus vidas...
Se que no es nada nuevo pero convencido de que recordará ese maravilloso instante durante el resto de su existencia...simplemente...me apeteció compartirlo...
(A los días malos...)